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Radiante es el punto de la esfera celeste al que parecen converger por efecto de la perspectiva todas las trayectorias de las diferentes estrellas fugaces que pertenecen a una lluvia de estrellas dada.
Otras trayectorias denominadas esporádicas, tienen direcciones arbitrarias. La convergencia hacia el radiante no es más que un efecto de perspectiva, como es fácil advertir. Las verdaderas trayectorias son sensiblemente paralelas en el espacio (ya que derivan de la antigua órbita de un cometa) y parecen converger en el punto de fuga común. El punto de fuga es una consecuencia de la perspectiva, que vemos en los rayos solares que atraviesan una nube, en los árboles de una avenida, en los rieles del ferrocarril, en los surcos de un campo, etc.
En realidad, el radiante no es un punto, sino una pequeña área de la bóveda celeste. La dispersión de los entrecruzamientos es debida, en pequeña parte, a que las trayectorias de los corpúsculos se encuentran un poco desviadas por la acción de la atracción terrestre y la resistencia del aire sobre las partículas de formas irregulares, pero sobre todo por una serie de errores de observación. Algunas de las raras observaciones fotográficas de radiantes que poseemos presentan una dispersión bastante menor - que la determinada por observaciones visuales, que constituyen la casi totalidad de nuestros conocimientos en esta cuestión. Hay la costumbre de considerar como pertenecientes a un mismo radiante todos los meteoros observados visualmente y cuyas trayectorias se cruzan en una superficie cuyo diámetro no sea mayor de los 2º. En cuanto a los meteoros observados fotográficamente, que son los más brillantes, sus trayectorias se cortan en ángulos de minutos de arco, lo que demuestra la precisión de las medidas que se ejecutan con los clisés.
Las lluvias de estrellas más importantes llevan el nombre de las constelaciones en que se encuentra el radiante, al que se añade la letra griega de la estrella más próxima o un número de orden cronológico según el orden de visibilidad durante el año, si se encuentran varias en la misma constelación. Así, por ejemplo, tenemos las Líridas, las Perseidas, las Leónidas, las g Acuáridas (o Acuáridas I), las d Acuáridas (o Acuáridas II), las Oriónidas, etc. Todas las demás, en número de varios centenares, se conocen simplemente por sus coordenadas ecuatoriales. Los radiantes que se pueden observar durante varios días, a veces durante semanas, no son fijos, sino que se desplazan poco a poco por efecto de la combinación de los movimientos de la Tierra y los corpúsculos. Radiante es el punto de la esfera que parecen converger por efecto de la perspectiva todas las trayectorias en dirección del movimiento de la esfera o cualquier otro objeto esférico.